Filomena Carpajo de 52 años de edad, vivía junto a su esposo Plutonio Carimba y sus tres hijos: Rember, Carmelo, y Eufrasio, en una lejana y selvática población del sur de tierralta. El lugar tornaba un ambiente solitario, la casa era de tablas con un techo pulido en fina palma de cera, el piso aterronado y húmedo fatigaba a Plutonio cada vez que se levantaba de su rugosa y remendada hamaca, y el temor que flotaba por los alrededores, en especial el que tenía Filomena de que en cualquier momento la guerrilla acabaría con lo que ellos durante muchos años habían criado y cultivado. Una mañana, Filomena estaba sentada en su taburete mientras las urracas aclamaban la llegada de un fuerte aguacero. Rember y Carmelo limpiaban el cultivo de hortalizas y Eufrasio junto a su padre cortaban grandes gajos de plátano para el desayuno. De pronto, Filomena escucha unos disparos y muy asustada empieza a gritar: Pluto! Pluto!! “Se metió el ejercito” Corre! Plutonio manda a Eufrasio donde su madre para ver que sucedía, este sale corriendo y se tropieza con una gruesa raíz de un árbol de mango, rápidamente se levanta y mientras se proponía avanzar, observa varios hombres vestidos con ropas de manchas verdes y unas botas pantaneras muy lustradas, entre sus brazos llevaban varias “escopetas” y descendían de la montaña que estaba detrás del pilón del frente de la maracuyá debajo del mango por encima del loro que charlaba día a día con Rember. Sin prestarle mucha atención a lo que había visto, Eufrasio llega a su casa y encuentra a sus dos hermanos debajo de la cama, y su madre arrodillada orando frente a una vieja foto de la virgen, mientras las gallinas cacareteaban como si ya fuesen a poner. Filomena lo toma del brazo y lo esconde debajo de la cama junto a sus otros hermanos. Una lagrima de sudor deslizaba sobre sus lucias mejillas, cuando de momento, hay un sesee al fuego, Filomena se pone de pie y se asoma a la descubierta y enterrada sala. Lo primero que ve, es desastroso. Pedazos sangrados de la cabeza de se esposo plutonio, y un gran suspiro marca en ella, una fuerte aceleración cardiaca, de pronto, Eufrasio escucha un leve ruido; como si algo se hubiese caído, sale debajo de la cama y se asoma a la sala, trinchado de dolor cae arrodillado frente a sus padres muertos ya por el suelo. Sus dos hermanos escuchan su llanto y salen a ver lo sucedido. Era horrible. Eufrasio no sabía que hacer, tenía tan solo 16 años y no contaba con nadie cerca mas que sus hermanos en especial Rember quien era un año mayor que Carmelo de 11. Los llantos de sus hermanos atormentaban sus oídos, entró un momento crítico de desesperación en el cual lo único que se le ocurrió fue llevar a sus hermanos a las orillas de las crecidas aguas de una quebrada cercana al cultivo de arroz donde los lanzó sin ninguna piedad, mientras estos chapoteaban tratando de salvar sus miserables vidas. Se quedo observándolos con una marca de tristeza y dolor en el rostro, pero a la vez con una cruda satisfacción y una leve tranquilidad amarga. No se ha sabido nada más de él, nadie en el pueblo ha vuelto hablar de ese suceso, nunca se supo en realidad lo que paso con la familia Carimba. Hasta el día de ayer donde sale publicada la noticia de que un coronel del ejército, había acabado con la vida de todo un batallón de hombres, instalando una potente bomba en las instalaciones de la brigada 11 del ejercito. Según las noticias, el coronel Carimba Carpajo Eufrasio miguel había sufrido un desequilibrio mental por causa de un pasado oscuro que lo llevo a la tragedia. Se dice que fue por venganza, otros decían que era igual de loco a los demás, y otros afirmaban que la guerra y el recuerdo de su niñez propiciaron su “frágil” actitud. El pueblo ha guardado esto durante mucho tiempo, unos por miedo a que lo maten, y otros simplemente deciden ignorarlo, aun después de dos años de haber leído la cruel noticia. Tres meses después de aquel acontecimiento, sale en el periódico nacional de Colombia: “pueblo de Tierralta confunde a militares y guerrilleros. 15 años atrás fue encontrada la familia del coronel que asesinó a todo un batallón. Se encontraban muertos en su propia casa, y sus dos hermanos carcomidos a las orillas de una quebrada” El pueblo dice que fue el ejército. El ejército afirma que fue la FARC. Y así queda impune y enterrada, una tragedia más de este apartado pueblo colombiano. |
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jueves, 30 de diciembre de 2010
¿De donde vienen las tragedias? Jeison villalba
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